Desde la más remota antigüedad se
conocen las propiedades de los minerales que actúan de manera específica sobre
determinadas áreas del campo energético del ser humano. Se dice que las piedras
preciosas y semipreciosas formaron el campo magnético de la Tierra para crear
el ambiente propicio por el que las almas serían atraídas para tomar una forma
y vivir en el planeta. Y el cuarzo fue el mineral que más contribuyó a formar
ese campo.
El cuarzo es llamado la sal de la tierra. Su presencia abunda en toda la naturaleza y en todo lugar. Es uno de los minerales más comunes esparcidos por el planeta, presente en diferentes formas. Es uno de los pocos minerales en los que observamos la disposición atómica a simple vista. Son hexagonales inequívocamente, pero no se encuentra en la naturaleza un solo cristal de cuarzo igual a otro.
El uso del cuarzo en la vida
moderna tiene un protagonismo enorme en comparación con otros tiempos pasados.
Hoy en día sabemos que el cuarzo se emplea en muchísimos aparatos electrónicos
que necesitan ser muy precisos a la hora de hacer mediciones. Tiene una
propiedad denominada piezoeléctrico, cualidad por la cual si es frotado
desprende luminosas chispas y a su vez crea una secuencia oscilatoria. Esto le
da al cuarzo una particularidad única que se emplea con éxito en muchos órdenes
electrónicos. Es utilizado en televisión, relojería, electricidad, computación,
etc.
Cuando son fundidos a
temperaturas muy altas, los cristales de cuarzo se disuelven tal como el
vidrio, pero retienen aún todas sus propiedades piezoeléctricas, por lo cual se
obtiene un cristal purificado, más bello, más brillante y con las mismas
cualidades energéticas que al ser extraído de la tierra. Cuando el hombre
interviene en su evolución, hace del cuarzo un objeto más hermoso y puro. Podríamos
decir que hay un intercambio energético en el que ambas partes se benefician
mutuamente.
Los cristales de cuarzo pueden
enviar o retener energía, por lo que su uso es muy generalizado y óptimo tanto en
el uso de tecnologías como en el ámbito místico, psíquico, esotérico y
religioso. Las propiedades del cristal han sido reconocidas desde
tiempos inmemoriales por los psíquicos de todos los tiempos. Se ha utilizado
tanto en joyería como en la confección de talismanes para protección
de la persona que lo portara. Hoy siguen siendo empleados con éxito tanto en la
búsqueda de la armonización interior del ser, como en las aplicaciones
especificas sobre centros energéticos corporales que atenúan dolencias y logran
armonizar al individuo integralmente.
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